miércoles, 20 de abril de 2011

Columna de embajador argentino ante Naciones Unidas, Jorge Argüello
Universidades patrocinarán una beca destinada a líderes progresistas.
De seguro, Néstor Kirchner hubiera estado orgulloso de ver continuados sus esfuerzos de político por nuevas generaciones, esas que lo lloraron sin consuelo. La New School University (NSU) de Nueva York y la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM) patrocinarán durante los próximos años la Beca Presidente Néstor Kirchner, destinada a apoyar la formación de líderes progresistas en América Latina, con desempeño en los campos político, social y académico, que les permita a los becarios intercambiar ideas y experiencias. Así, lo que es un anuncio es también un acto de honra a la memoria de un líder político que pensó su país siempre en términos latinoamericanos. Pero en verdad esta nueva beca implica más que eso.Es cierto que los propios patrocinadores, con la participación del Observatorio Latino Americano (OLA) de la New School University, exponen con justicia que la beca está inspirada en el legado y los logros que ha dejado el ex presidente durante su gestión como primer mandatario argentino (2003-2007) y en su rol de primer secretario General de la Unión de Naciones de Suramericanas (Unasur).
Hasta afectivamente las razones son realmente muy poderosas: fue en los claustros de la New School University, el 27 de septiembre de 2010, donde Kirchner dio su último discurso público fuera de la Argentina antes de su fallecimiento, apenas un mes después.
Sin embargo, esta beca permitirá mantener vivas, difundir y enriquecer algunas de las principales ideas que dejó Kirchner en aquella sentida exposición ante cientos de estudiantes y académicos en Nueva York. Y esto será a través de jóvenes investigadores del pensamiento latinoamericano, que son a su vez inminentes actores de esta arena.
El ex presidente visitaba la capital financiera y cultural de los Estados Unidos en un momento clave para todo el mundo: cuando arreciaba todavía la crisis global provocada por el desenfreno especulativo al que, por supuesto, Kirchner hizo alusión para destacar las lecciones que había sacado años antes la región sudamericana y valorar debidamente las políticas procíclicas en casi todos sus países.
Su gobierno aumentó las reservas, pagó la deuda, bajó los costos financieros y profundizó el desendeudamiento, y gracias al canje de la deuda, a la renegociación de la misma y los pagos al contado al FMI, pudo desembarazarse de políticas absolutamente erradas que –dijo aquel día– “hoy muchos países están pagando”.
Pero, podría decirse aquí, para Kirchner “no todo es la economía, estúpido”. Entonces, hizo notar que si bien el Mercosur había permitido un proyecto económico común, era la Unasur la respuesta a la búsqueda de un marco político, de desarrollo con justicia y equidad, de respeto a la libertad de expresión y a los Derechos Humanos y a la democracia.
Una unión política concebida con “la decisión de atrevernos a pensar diferente, desde nuestras verdades relativas” puertas adentro y con “la decisión de discutir con los grandes bloques” hacia afuera.
Convencido como era, le resultó fácil a Kirchner resumirle a los estudiantes la filosofía de la Unasur: respeto a la pluralidad democrática, respeto a la voluntad soberana de los pueblos, respeto a los Derechos Humanos, respeto a la libertad de expresión, apoyo a políticas solidarias que tiendan a la inclusión social, y la solidaridad permanente entre los pueblos.
La Beca Presidente Néstor Kirchner, y no podía ser entonces de otra manera, permitirá a los becarios que presenten sus trabajos ante estudiantes y académicos de la New School University, se entrevisten con líderes políticos y sociales, visiten a organismos gubernamentales locales y multinacionales, centros de investigación, bibliotecas universitarias y públicas, entre otras.
Y mucho menos casuales son, todavía, los temas propuestos a los becarios: relaciones económicas internacionales; democracia y medios de comunicación; pobreza y políticas sociales; rol del Estado; cooperación e integración regional; inequidad y justicia social; democracia y Derechos Humanos; promoción de la educación y la cultura política; políticas económicas nacionales; ciudades, diseño y desarrollo social.
Al finalizar la beca, los elegidos tendrán que entregar un ensayo sobre las discusiones realizadas y los aportes y sugerencias recibidos.
Néstor Kirchner les dejó con sus palabras en Nueva York, pero sobre todo, en su gestión como presidente y cofundador de la Unasur, y en su vivir intensamente la política, una herencia de ideas y de ejemplos suficientes como para inspirarse.
De seguro, Kirchner hubiera estado satisfecho y orgulloso de ver continuados sus esfuerzos de político y estadista por nuevas generaciones, esas que lo lloraron sin consuelo cuando nos dejó, las mismas que ahora terminarán de hacer la América Latina del siglo XXI que él contribuyó a erigir, pero que primero supo pensar.
Columna publicada en Tiempo Argentino

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