“actualmente miles de víctimas se cuentan en México y sus fronteras, en una lucha que cada vez requiere más recursos y da menos frutos”
Me solidarizo totalmente con las familias de los campesinos asesinados, el 15 de mayo de 2011, en un acto de total lesa humanidad, presuntamente la banda narcotraficante de los Zetas, acribilló a 27 personas en una finca fronteriza entre Guatemala y México.
Es un dolor que en un país cómo Guatemala que ha pasado procesos de construcción de paz, haya un retroceso en esa materia.
La lucha cuerpo a cuerpo del gobierno Mexicano, con apoyo de los Estados Unidos pareciera infructuoso, cada vez son más las víctimas inocentes que se cobran, por la guerra de la coca.
La gran mayoría de las víctimas eran jóvenes, una gran parte eran menores de edad que estaban trabajando en labores del campo por cerca de 13 mil pesos colombianos el día.
En venganza quizá a su jefe o dueño de la finca, fueron masacrados y muchos de ellos decapitados, solo un sobreviviente del hecho cuenta con horror como simulo estar muerto después de ser apuñalado, y de esta manera logró salvar su vida y ser el único testigo vivo del hecho.
Es increíble que veamos esto como un dejavú quizás en Colombia ya conocemos el dolor que produce una masacre, hemos vivido tantas que ya ni se cuentan, la lucha contra el narcotráfico, en cabeza principal de los Estados Unidos, ha presentado frutos de muerte y desolación en países como Colombia y ahora en México.
El día que el kilo de coca valga menos que el kilo de carne, ese día podríamos pensar en conseguir la paz y vivir bajo los principios morales del ser humano.
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